miércoles, 8 de agosto de 2012

Kryptonita


Dedicado a Marbius c:

Kryptonita

Georgie suspiró tratando de encontrar la forma de la nube frente a sus ojos. En sus escasos nueve años jamás se había visto en esa situación tan extraña. Tomie había tratado de despejar sus dudas y Georgie le creía aun si era dos años más pequeña que ella.
—Solo quédate en el árbol —recitó las palabras de su amiga con otro suspiro. —¿Para qué querría que lo hiciera?
—¿Georgie? —la voz infantil estaba cargada de sorpresa por encontrarla en esa posición, Georgie se incorporó sintiendo sus manos sudar cuando la reconoció; Agus.
—A-Agus —tartamudeó su nombre torpemente.
La niña rubia no se molestó por la manera en que su nombre fue dicho, y sin esperar una invitación se sentó al lado de Georgie con una diminuta sonrisa.
—Billie. —Dijo como si eso resumiera el porqué estuviera ahí.
Georgie asintió sintiendo sus mejillas pintarse de rosado, ese cosquilleo en la panza se hizo presente.
«Se siente como maripositas. » Pensó sosteniéndose delicadamente.
—¿No dirás nada? —preguntó Agus después de unos minutos en silencio. Los ojos verdes de Georgie se desviaron a los marrones, el sonrojo se hizo más pronunciado. —Billie dijo que tenía que ayudarte a buscar algo…
—¿Algo? —preguntó a su vez Georgie. Agus asintió desviando la mirada
—Dijo “una cosa”.
La castaña ladeo la cabeza, como si eso ayudara a su concentración. Tratando de imaginar a que cosa se refería Billie cuando envió a Agus con ella. El pequeño corazón en su pecho dio una sacudida cuando la rubia niña tomo su mano invitándola a levantarse, sus mejillas adquiriendo también un tono rosado.
—Es mejor buscarla antes de que mama me llame. —Suspiró jalando hacia sí misma a Georgie quien se había convertido en una pequeña estatua. —¿Georgie? —. Llamó con el ceño fruncido poniendo su frente sobre la de ella, al punto de casi rosar sus labios.
—No puedo respirar —Georgie se detuvo el pecho aun sin soltar la mano de Agus, quien se alarmó pensando en cualquier cosa.
—¡No te mueras! —dijo alejándose para después mirar en todas direcciones, sin decidirse por cual correr para pedir ayuda. Sus pies se enredaron entre ellos mandando a ambas al césped, pues Georgie estaba a punto de detenerla.
Un pequeño quejido por parte de las dos se escucho.
Quejido que se vio interrumpido cuando ambas se dieron cuenta de la cercanía de la otra. Georgie sintió una pequeña sensación de vértigo que la mareo momentáneamente mirando a las orbes marrones tras las gafas. Agus significaba mucho para Georgie, lo había notado antes, pero en este momento. En ese preciso momento el porqué encajo como una pieza de rompecabezas. Ahora sabia a que cosa se refería Billie.
—Kryptonita.
La palabra salió de entre sus labios sin que pudiera evitarlo, y cuando se dio cuenta de lo que había hecho se incorporó intentando escapar. O ese era su plan, Agus fue mucho más rápida deteniéndola por los pies.
—¿Por qué? —demandó la niña
—Po-porqué me haces sentir débil, congelada y  —Georgie detuvo sus balbuceos para ver a Agus sonrojarse sin dejar de verla —Si te acercas, no puedo respirar.
—¿Así? —preguntó Agus acercándose a su rostro, obteniendo un pequeño asentimiento de cabeza por parte de Georgie. —Entonces también eres mi Kryptonita. —Le sonrió para después depositar un beso en su mejilla. —Y serás la única que tendré.
«¿Qué significa eso? » Georgie se preguntó en  su fuero interno.
La castaña se armo de valor dando apenas un pequeño rose de labios con los de Agus. Sintiendo sus mejillas explotar de vergüenza.
«¡Qué más da! Agus es mi Kryptonita. » Sonrío cuando sintió a Agus abrazarse a ella. «Y solo mía»